domingo, 26 de febrero de 2012

eteis

Y que unos se han ido, otros han vuelto y algunos se han quedado. Y que todo ha cambiado, dices. Pero en realidad, hay algo que nunca ha cambiado. Y eres tú. Tú sigues siento la misma estúpida que sigue esperando un mensaje suyo. Sigues echándolo de menos, añorando sus abrazos, sus ojos. Sigues convencida de que él cambiará. Con ganas de gritárselo en la puta cara para que se entere de una vez. Gritarle que le quieres. Que le necesitas. Que quieres respirar en su boca. Que quieres apoyarte en su hombro. Que le quieres a él. Sólo a él. ¿Me equivoco? No. Tú no has cambiado. Él tampoco. Y lo sabes. Échale la culpa al tiempo, a la distancia si quieres. Pero si hay algo que sé al cien por cien, es que el amor puede contra todo. Que ni la distancia ni el tiempo acaban con él. Que siempre queda algo. Y que si aún piensas que todo ha sido culpa tuya por haber hecho las cosas mal, te equivocas. En el amor no hay cosas que se hagan bien y cosas que se hagan mal. Todo vale, ¿recuerdas?

jueves, 23 de febrero de 2012

Déjame rozarlos... Me apartarás, lo sé. Pero te prometo que solo será una vez, la primera y última vez. Por favor... Llevo demasiado tiempo separada de ellos por esa barrera transparente. Transparente... así es como me siento yo siempre al verte. Sin secretos, sin nada. Créeme, alcanzarlos sería peor para mí. Significaría mi destrucción, mi hundimiento... Pero me da igual. Porque cuando no tienes nada que perder, cuando cada instante es un peso enorme, insostenible... justo ahí, te importa todo una mierda. Te da igual lo que te pase, dejas de ver el peligro. Dejas de darle importancia a los pequeños detalles y te hundes cada vez más rápido. Todo te consume, notas que cada vez puedes con menos y que cada día se te hace más largo. ¿Y que haces? Pasar todo y ir al grano. No pensar en lo que te va a pasar, pensar en lo que puedes conseguir. En lo que vas a conseguir. Todos los valientes han sido cobardes, no existen los valientes a secas, solo los cobardes valientes. 
''Porque la C de COBARDE viene antes que la V de VALIENTE.''

miércoles, 22 de febrero de 2012

don't stop, start

No esperes nada de nadie, y te diré el porqué. Es simple, nos tiramos muchísimo tiempo esperando a nuestra media naranja, o simplemente a gente, que por lo visto siempre se pierde de camino. Esperamos tanto que hasta nos da tiempo a imaginarnos como será todo, si será amor a primera vista o si será un amigo tuyo al cual en un futuro amarás. Suponemos que todo será como en las películas y en los libros, como si en verdad nos tragásemos eso de fueron felices para siempre y comieron perdices. Suena irónico, ¿verdad? Siempre riéndonos de esos cuentos, de esos finales, y al fin y al cabo luego esperamos esos finales en nuestra historia. En nuestra vida. Todo se basa en una ironía, nos reímos de cosas ficticias que después esperamos a que nos ocurran. La espera te crea una ilusión que a medida que pasa el tiempo va creciendo y creciendo, y cuando todo llega, pasa a mil por hora y te preguntas, ¿Y ya está?
Decepción.
Esperar solo sirve para eso, para nada.

Lanza una mirada perdida

y sonríe

sábado, 18 de febrero de 2012

UNO


«Me quiero morir.» Eso es lo que pensé cuando me marché. Hace apenas cuatro meses. Quería acabar con todo. Sí, un simple accidente era lo mejor. Para que nadie tuviera la culpa, para que yo no tuviera que avergonzarme, para que nadie buscara un porqué... Recuerdo cuando todos estaban tensos y asustados. Yo no. Yo siempre era la única que sonreía. 
Cuando estás mal, cuando lo ves todo negro, cuando no tienes futuro, cuando no tienes nada que perder, cuando... cada instante es un peso enorme, insostenible. Y resoplas todo el tiempo. Y querrías liberarte como sea. De cualquier forma. De la más simple, de la más cobarde, sin dejar de nuevo para mañana este pensamiento: «Él no está.» Ya no está. Y entonces, simplemente, querrías no estar tampoco tú. Desaparecer. Paf. Sin demasiados problemas, sin molestar. Sin que nadie tenga que decir: «Oh, ¿te has enterado? Sí, precisamente ella... No sabes cómo ha sido...» Sí, ese tipo contará tu final, lleno de quién sabe cuáles y cuántos detalles, se inventará algo absurdo, como si te conociera de siempre, como si sólo él hubiera sabido realmente cuáles eran tus problemas. Es extraño... Si quizá ni siquiera has tenido tiempo de entenderlos tú. 
Sí, ese día hubieras querido encontrar a uno de esos magos: colocan un pañuelo sobre una paloma recién aparecida y, paf, de repente ya no está. En cambio, nosotros no podemos desaparecer tan fácilmente. Ha pasado el tiempo. Ocho meses. Y aquí sigo, acordándome de cuánto me hubiera gustado ser esa paloma

Endeudada

Hoy deseo pedirte perdón por todo lo que te he hecho. ¿Recuerdas cuando te envié por segunda vez consecutiva a la mierda un día? Te pido perdón. También te pido perdón por las horas que pasé a tu lado, hasta te pido perdón por no querer olvidarte hasta ahora. Te pido perdón por enfadarme por tonterías, e incluso por esas veces en las que me enfadé contigo con motivo. Te pido perdón por intentar ayudarte siempre que creía que debía hacerlo, y también por aquellas veces que aunque decías que querías estar solo yo iba y te consolaba ya que sabía que no era cierto. Te pido que perdones por ser como soy y por quererte como eres. Te pido perdón por desear cada poro de tu piel y por demostrar día a día que te amaba. Te pido perdón por haberte amado hasta tal punto en que me planteé cosas que no me había planteado por nadie, te pido que me perdones por amarte a pesar de todos los pros y los contras. Te prometo que no volverá a pasar, y ya sabes que para mí lo prometido es deuda.

miércoles, 15 de febrero de 2012

Conócete. Acéptate. Supérate.

No me gusta la expresión, En lo que me he convertido o Me miro y no me reconozco, al fin y al cabo esa que está al otro lado del espejo eres tú, la misma, eso sí, un poco más vieja. El problema es que luego te parece que has cambiado mucho, que ahora eres más lista y que por culpa de lo ingenua que eras antes te has convertido en lo que eres ahora, y no. Eres exactamente igual de lista que antes, incluso menos. ¿Sabías que a medida que vamos creciendo vamos perdiendo inteligencia? Somos quienes somos por las decisiones que hemos tomado en nuestra vida. Pero las veces que nos equivocamos también nos han hecho ser quienes somos. Pero, ¿y si no hubiésemos cometido esos errores? Pues verás, quizás ahora mismo serías la persona más feliz del planeta, pero eso también tendría sus contras, como por ejemplo, que no habrías conocido a una gran parte de la gente que está hoy en día a tu lado. ¿Sabes lo que quiero decir? No hay que arrepentirse de las decisiones que hemos tomado, hayan resultado erróneas o no. Al fin y al cabo en su día nos pareció hacer lo correcto, y eso es lo que cuenta. Debes confiar en tu yo pasado. No debes desconfiar de él, porque si no fuese por las decisiones que tomó en su día, tampoco tendrías las alegrías que tienes ahora, aunque sean pocas. Por eso, debes conocerte a ti mismo, y después, conocer a los demás, y aceptarlos, adaptarte.
Y por último, vivir como toca, habiendo aceptado tu yo presente.

jueves, 9 de febrero de 2012

He descubierto que hay una gran diferencia entre querer y amar

Hoy por ti.

Tenías razón cuando decías que no sabía nada de la vida, que me quedaba mucho por aprender y que aún era una cría para hablar de experiencia. Tenías razón cuando me decías que no sabía mentir, o cuando decías que algunas cosas son mejor no saberlas. Cuando me regalabas una ilusión y tras un abrazo te dormías a mi lado. Tenías razón cuando me decías ''Hay que salir de casa Lorena, es bueno dar largos paseos que te lleven a descubrir nuevos lugares'', tú me enseñaste que, hasta en días de tormenta, merece la pena salir a explorar lo que te rodea. Me demostraste que la soledad, servía para encontrarse a si misma, y que a veces, incluso te ayuda a descubrir quien eres. Recuerdo cuando me compraste mi primera bicicleta, roja, con el manillar amarillo, el claxon azul y rojo y los pedales verdes. Recuerdo cuando me ponías películas en las mañanas de verano para que no me aburriese, o cuando me dabas uno de tus auriculares para que escuchásemos juntos tu radio. Esa radio que tantas veces te he visto escuchar con máxima atención, esa radio que, a pesar de que tu ya no estés, aún sigue en tu cajón, esperando con ansias a que alguien la encienda. Recuerdo cuando te ponías a gruñir a los demás, y luego me mirabas y me guiñabas un ojo. Recuerdo cuando me cantabas aquella canción, nuestra canción... Recuerdo cuando me recordabas que era la niña de tus ojos, y cuando me torturabas a cosquillas y me hacías reír como nunca. 
Tenías razón cuando decías ''Os quejáis de mi, pero luego me echaréis de menos''. Y así es... Aún no me he acostumbrado a estar sin ti, abuelito. Pero en fin... es ley de vida, ¿no? Los nietos deben ver la marcha de sus abuelos, no al revés. Pero han cambiado tanto las cosas desde que tu no estas... Tienes un nieto nuevo, ¿lo sabías? Es precioso. Estoy segura que te sentirías orgulloso de ver lo unida que está la familia, y todo gracias a ti. Tu ida nos unió a todos, nos hizo apoyarnos unos en otros. Y ahí se cumplió tú última lección, ''A veces de la desgracia surge la felicidad''. Todo fue tan repentino... Recuerdo la última vez que te vi en aquella camilla, jamás te había visto tan débil, pero por dentro estabas más fuerte que nunca, me lo demostraste apretándome la mano con fuerza y sonriéndome a través de la mascarilla.  Y una noche, sin más, tu corazón dejó de latir... Hace unos años que te fuiste, pero yo sé que des de donde estés, sigues a mi lado. Que nunca quisiste irte, que nunca me has abandonado. Yo también he cambiado, ¿sabes? No soy como antes pero al mismo tiempo sigo siendo la misma niña que se sentaba en tu regazo domingo tras domingo. Espero que siempre estés orgulloso de tu nieta. Y hoy quería aprovechar para darte las gracias, por haber compartido tu vida conmigo, ya sabes que hablar de estas cosas no se me dan bien... de hecho, es la primera vez que lo he echo. Gracias por todos esos años.
PD: Nos vemos pronto, abuelito.

martes, 7 de febrero de 2012

lunes, 6 de febrero de 2012

S

Suele pasar que te crees superman, que intentas olvidar demasiadas cosas, demasiado pasado para tan poca goma. Suele pasar que tras fracasar en tu intento de olvidar actúas si lo hubieses logrado. Piensas que tu vida ha cambiado, y que todo irá a mejor. ¿Y sabes que es lo peor? Que te lo crees. Que te crees que todo irá a mejor, y yo no puedo hacer más que soltar la típica carcajada repleta de sarcasmo. ¿De verdad lo crees? ¿De verdad crees que puedes pasarte la vida olvidándome? Y lo más importante, ¿eso es lo que quieres? Sabes que en el fondo jamás he dejado de quererte, que siempre que me das tu palabra yo la cojo, que siempre, por muy solo que estés, te quedaré yo. Pero sinceramente, no lo veo justo. Y para mí tampoco es sencillo. Ya hay demasiada mierda estancada entre nosotros, ¿no crees? Nos perdimos el respeto hace demasiado tiempo como para recuperarlo. Y lo más gracioso es que al final me echarás de menos, ya lo verás.
Siempre digo que cada persona tiene en tu vida una fecha de caducidad, nuestra época a durado nueve meses justos. No, esto no es una despedida, seguiré ahí, ya lo sabes. Pero es que me encanta llevarme la contraria, ojalá fuese todo tan fácil como escribir. Ojalá. Pero como he dicho al principio, suele pasar que te crees superman...
... y al despegar, te enganchas con la capa.

viernes, 3 de febrero de 2012

jueves, 2 de febrero de 2012

Las pérdidas son positivas

A veces finjo no sentirte. Otras finjo no escucharte, no verte... Y lo admito, huyo. Huyo de ti, pero no por el echo de ser tú, si no por el echo a perder el nosotros. Aunque de echo, no hay ningún nosotros... Quizás sea eso de lo que realmente huyo. Nunca me lo he planteado, tener miedo a sentir, a escuchar, a ver. Cuando a veces desearía ser ciega y sorda, y así evitar dos de los métodos por los cuales la vida te golpea. Me permito ser realista, porque engañarme me dá pánico.
Los meses me pasan lentos, quizás por esa sensación que tengo siempre de que algo va mal. Hay veces en la que la opción de derrumbarme y echarlo todo a perder me tienta, pero hay algo que frena con una fuerza bestial. Algo que me grita ¡¿Qué coño haces?! Y ese algo, sea lo que sea, tiene la razón. Antes, solía reírme con tanta fuerza que mi risa era hasta contagiosa, ahora mis carcajadas provocan a la gente una simple sonrisa compasiva. Patético, lo sé. No puedo pedir otra cosa, me he pasado tanto tiempo sin sonreír que la gente que ve por fin una mueca de felicidad en mi cara, por muy pequeña que sea, se asombra. Me he acostumbrado a estar en otros brazos que no son los tuyos, he descubierto nuevos compases de otros corazones que no son el tuyo, he explorado otros ojos, he descifrado otras miradas y he abandonado otros destinos. Ya no eres el único, aunque sí el más intenso. Aunque, en realidad, nadie dijo que fuera a ser fácil.