viernes, 17 de agosto de 2018

domingo, 22 de julio de 2018

La importancia de los silencios

Ruido, 
de eso está lleno el silencio.
Un ruido estridente, del que no se entiende nada 
pero se siente todo.

No hay nada más complicado de escuchar que el silencio
por todo lo que calla. Por todo lo que esconde. 
Hay que buscarle el sentido. 

El silencio entre dos desconocidos que acaban de encontrarse sin buscarse. El silencio de dos personas que han dejado de quererse, o el de aquellos que desean sentir menos de lo que admiten. El silencio de la decepción creciente, o el de antiguos amantes que no esperaban volver a verse. El silencio que se pasea por la calle las madrugadas de los martes. El silencio de alguien que no sabe explicarse con palabras, o el de una despedida en la que no se está preparado para decir adiós. El silencio cuando todo está dicho. El silencio al esperar una respuesta que puede cambiarlo todo. El silencio de la soledad. El silencio de aquel que sueña despierto. El silencio después de una discusión. El silencio del miedo. El silencio de la verdad. 
El silencio del todo.

Si entendiéramos los silencios, quizás no habríamos perdido tanto. 
O lo hubiéramos perdido mejor,
sin dejar cosas por decir.
Sin dejar cosas por sentir. 

Pero solo escuchamos lo que oímos:
sonidos superfluos, sólidos y opacos. 
Y al final, 
nos olvidamos de los silencios.

viernes, 22 de junio de 2018

Alerta roja

Todos mis sentidos en alerta.
Media sonrisa y una mirada fugaz
bastan para conseguirlo.

Me rozas.
Y siento la conexión antes del contacto.
Mucho antes.

La música pone el ritmo,
aunque mi pecho marca otro más acelerado.
Escucho tu risa durante la tercera estrofa,
y caigo en la cuenta de que hacía mucho que no la oía.

Te quedas detrás de mí, inconsciente del torbellino.
Porque nunca lo has sabido,
porque nunca te lo he dicho.
Pero es tan fácil y tan obvio,
solo tienes que verme.
Verme como yo te veo.

Reprimo las ganas de pedirte que no pases página,
que te quedes en la nuestra un rato más.
Donde me hablas de aviones y de desenfreno,
o cuando te burlas de los trajes con tachuelas.

Estoy gritando, pero en realidad me callo.
Y  me quedo conmigo lo que nunca dije,
lo que nunca digo.
Y me miras una última vez, diciendo que esperas volver a verme.

Pero no sabes que en realidad soy yo la que lo espera volver a encontrarte.
Cansada de buscar en otros ojos lo que me perdí de ti,
temiendo no dar otra vez con lo que encontré contigo.



lunes, 2 de abril de 2018

Autodestrucción

Somos suerte, 
cómplices de latido rápido, 
mentes que comparten demasiado. 

Somos corazones que se juegan mucho,
conjuntos de historias,
risas que quieren escucharse más. 

Soy impaciente, busco el accidente.
Te veo, te siento, acelero.
Y choco. Queriendo.

No suena ninguna alarma, 
pero huyo. 
Corro, escapo, te pierdo. 
Me escondo, me arrepiento, me pierdo.

Vuelvo.
Ya no somos. Ya no eres. 
Pero yo sigo siendo. 
Y nos pierdo. 

No te lucho, no te encuentro.
No me perdono. Lo siento.
Somos derrota.

Pero yo vuelvo, 
una y otra vez,
vuelvo.
Vacía, 
con el corazón hueco
y risa convertida en hielo.

Tan vacía como el que no sabe perdonarse,
como el que conoce el agua salada demasiado bien. 

Y al mismo tiempo

Llena, 
con rebeldía en la mirada
y fuego abrasador en el pecho. 

Tan llena como el que quiere a quien no debe,
como el que guarda demasiado dentro. 

Vacía y llena,
yo.