viernes, 1 de noviembre de 2013

No soy de las que cuentan lo mal que les ha ido el día, y menos de las que cuentan el porqué. Soy la que suelta cosas sin sentido en los momentos más serios, y la que siempre opta reír para no llorar. Y también soy de las que están continuamente soñando y queriendo ser alguien mejor. No soy especial, soy totalmente normal. Y supongo que los normales somos los diferentes ahora, que estamos en un mundo en el que todos dicen de ser especiales. Soy simplemente una más, llena de inseguridades y de curiosidades. Y me equivoco todos y cada uno de los 365 días del año. 
Y también me rompo. Siempre por dentro,a veces por fuera. Pero siempre sola. Y son lágrimas de frustración. Porque cada día entiendo menos el porqué de toda esta farsa que llamamos vida. Voy por la calle y veo a gente que sonríe y que sus en sus ojos no hay ni pizca de brillo. ¡Y encima dicen que son felices! 
No entiendo al gobierno, ni las tradiciones, ni la mayoría de los argumentos religiosos, ni la mayoría de las bromas. Pero soy yo, y lo que más me duele es que a nadie le gusta quién soy.

lost

Perdida. Ese sería el adjetivo perfecto para mi últimamente. Incapaz de tomar decisiones, intentando vivir sin rayadas, sin esquemas. Pero llega un momento en el que me alejo tanto de la realidad que no sé cómo volver. ¿Qué hay que hacer cuando, por miedo a escoger un camino que me lleve al lugar equivocado, me quedo estancada? Cuando tienes miedo a caminar sola. Cuando no sabes diferenciar el principio del final. Cuando vives continuamente con ese nudo en la garganta. 
Ya no sé diferenciar entre el pasado y el presente. Nos hemos vuelto tan discretos, tan secretos. Ya no sé si alguien me necesita, no sé si algún día recibiré algún mensaje inesperado. Ya no hay sorpresas, y yo echo tanto de menos que me sorprendan... Echo de menos que me abracen, que me llamen, que me quieran.