domingo, 22 de julio de 2018

La importancia de los silencios

Ruido, 
de eso está lleno el silencio.
Un ruido estridente, del que no se entiende nada 
pero se siente todo.

No hay nada más complicado de escuchar que el silencio
por todo lo que calla. Por todo lo que esconde. 
Hay que buscarle el sentido. 

El silencio entre dos desconocidos que acaban de encontrarse sin buscarse. El silencio de dos personas que han dejado de quererse, o el de aquellos que desean sentir menos de lo que admiten. El silencio de la decepción creciente, o el de antiguos amantes que no esperaban volver a verse. El silencio que se pasea por la calle las madrugadas de los martes. El silencio de alguien que no sabe explicarse con palabras, o el de una despedida en la que no se está preparado para decir adiós. El silencio cuando todo está dicho. El silencio al esperar una respuesta que puede cambiarlo todo. El silencio de la soledad. El silencio de aquel que sueña despierto. El silencio después de una discusión. El silencio del miedo. El silencio de la verdad. 
El silencio del todo.

Si entendiéramos los silencios, quizás no habríamos perdido tanto. 
O lo hubiéramos perdido mejor,
sin dejar cosas por decir.
Sin dejar cosas por sentir. 

Pero solo escuchamos lo que oímos:
sonidos superfluos, sólidos y opacos. 
Y al final, 
nos olvidamos de los silencios.