martes, 31 de diciembre de 2013

nothing's free, att: dreamers

Dicen que soñar es gratis, pero se equivocan. Que su precio no esté basado en dinero no significa que no lo tenga. Porque soñar es ilusionarse, y una ilusión suele llevar a una decepción.
Decepción. Cuántas veces la habremos sufrido, y cuántas otras la habremos intentado esquivar evitando confiar. Confiar, también conocido como esperar algo de alguien. Y ya lo dicen, el truco es no esperar nada de nadie. 
¿Quién lo iba a decir? Nacemos confiando. Vivimos nuestra infancia confiando. Hasta que la confianza que solemos tener fácilmente se rompe. Pero cuando sabes que no se puede confiar, es cuando has dejado de confiar hasta en la vida misma. 

Así que creedme si os digo que los soñadores son 
realmente valientes por seguir soñando en los tiempos en los que estamos.

Tiempos en los que la palabra no lo vale, en los que hasta entre familia tienes que firmar un contrato y archivarlo bien para estar tranquilo. En los que el dinero vale más que el cariño. En los que los están bien miran para otro lado para no afrontar que al mismo tiempo hay gente que está mal. Tiempos en los que el mundo está petado de egoístas. Así que perdonadme si digo esto, pero

¡VIVA LOS SOÑADORES!

viernes, 20 de diciembre de 2013

Pánico escénico, alergia al polen, claustrofobia, ludopatía, depresión, hidrofobia, bipolaridad.
Tantos  problemas tiene la gente y el mío es quererte. 
Amo a través de miradas, de caricias, de sonrisas. Tengo un contador para las miradas que me lanzas y un instinto especial para saber cuando me observas. Relaciones basadas en indirectas y escalofríos que me recorren la nuca. Relaciones basadas en respirar el aroma de su sudadera y en el aumento de velocidad de los latidos de mi corazón cuando su voz me llama. Relaciones basadas en reconocer su colonia y en esperar a que me hable por las noches. Imaginarte queriéndome y soñar con tenernos. 
Y para ser sincera, me gusta amar así.
HASTA LAS SONRISAS PARECEN ESTAR DE LUTO

simple

Él la mira con admiración, casi con locura, e intenta no perderla de vista o, simplemente, no perderla. Se puede ver el brillo en cada milímetro de su mirada. Se puede distinguir el sonido de sus latidos aumentando de velocidad. 

Ella se siente observada, y sabe quién la observa. Y sonríe.

No hace falta nada más.