domingo, 26 de febrero de 2012

eteis

Y que unos se han ido, otros han vuelto y algunos se han quedado. Y que todo ha cambiado, dices. Pero en realidad, hay algo que nunca ha cambiado. Y eres tú. Tú sigues siento la misma estúpida que sigue esperando un mensaje suyo. Sigues echándolo de menos, añorando sus abrazos, sus ojos. Sigues convencida de que él cambiará. Con ganas de gritárselo en la puta cara para que se entere de una vez. Gritarle que le quieres. Que le necesitas. Que quieres respirar en su boca. Que quieres apoyarte en su hombro. Que le quieres a él. Sólo a él. ¿Me equivoco? No. Tú no has cambiado. Él tampoco. Y lo sabes. Échale la culpa al tiempo, a la distancia si quieres. Pero si hay algo que sé al cien por cien, es que el amor puede contra todo. Que ni la distancia ni el tiempo acaban con él. Que siempre queda algo. Y que si aún piensas que todo ha sido culpa tuya por haber hecho las cosas mal, te equivocas. En el amor no hay cosas que se hagan bien y cosas que se hagan mal. Todo vale, ¿recuerdas?

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