sábado, 30 de septiembre de 2017

Voy a empezar destacando que no te quiero. Lo digo porque sé, admito que incluso por experiencia, que algo en nosotros nos hace salir corriendo cuando vemos los sentimientos tan de cerca. Pero esto no va de eso.

No es por ti, es por mí.
Y no es un tópico.
Y sí, también tiene que ver con lo de siempre.
Con daños que hicieron otros, con heridas que siguen abiertas, con miedos que nada tienen que ver contigo, con mentiras que dijeron otros, con historias que no son la nuestra.

Así que no, no es tu culpa. Y aunque sea por mí, tampoco es la mía.
No me debes nada. No tienes que pensarme. No tienes que preocuparte. No es por ti.
Pero hay cosas que no quiero volver a vivir. Hay situaciones que no quiero volver a repetir. Y esta situación está conduciéndome hacia un escenario en el que he estado muchas veces. Y no es el bueno.

Y te entiendo. Ahora quieres jugar. Y estas en todo tu derecho. Pero yo también estoy en mi derecho de no querer jugar. O al menos de retirarme a tiempo. Y no quiero frenarte, porque tienes todo el derecho a ser tú, sin tapujos. Sin límites. Sin compromisos.

Pero yo sí tengo límites. Y he dejado pasar cosas. Podías besar otras bocas, pero hay besos que no se dan. Hay personas que no se deben elegir. Y tú has elegido a una.

Y al mismo tiempo, me has hecho elegir a mí.


No hay comentarios:

Publicar un comentario