Te siento en todos lados. Te veo en los ojos de la gente, en sus sonrisas. Te siento cuando río y no puedo parar. Te noto a mi lado cuando camino por la calle, y te noto a mi lado cuando me tumbo en la cama. Te siento cuando abrazo a alguien. Te siento cada vez que el viento sopla, y te siento cada vez que el Sol me ciega y me da ese calor que tanto echo de menos en invierno. Te siento en el olor a primera, y en las hojas que caen en otoño. Te siento a donde quiera que vaya, sin importar el cuándo o el dónde.
Pero al final del día, cuando todo se esfuma, cuando cierro los ojos, desapareces. Dejo de sentirte.
Y lo sé. Siempre lo he sabido. Tú nunca has estado ahí. Nunca estarás ahí.
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