viernes, 4 de mayo de 2012

ºº

He descubierto algo nuevo para comprender un poco más eso 
del amor. Fíjate bien, piensa en cuando vas a la playa con tus amigos y decidís acercaros a unas rocas para saltar al agua. Están los que saltan sin pensárselo dos veces, osea; los que se lanzan, están los que piensan lo que les puede ocurrir si saltan, osea; los demasiado precavidos que acaban perdiendo las oportunidades, y luego están los que no se atreven a saltar porque le tienen pánico al agua, osea; los que tienen miedo a amar y a sus consecuencias y por eso lo evitan, aunque eso es imposible. Yo creo que pertenezco al segundo grupo, claro que esto es solo metafórico, no porque saltes de más rocas amarás más ni menos, pero por algo se empieza. No me refiero a que saltes teniendo miedo, pero quizás podrías probar saltando desde una altura baja hasta una alta, poco a poco. Porque nadie dijo que el amor fuese cosa de un spring.

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