No por que fuera el más guapo, ni por que fuese el más listo, simplemente porque por cualquier tontería que hacía, me sacaba una sonrisa, su imperfección me pareció perfecta. Horas y horas de conversaciones, tonterías, risas, sonrisas, abrazos, tonteos, ¡cualquier cosa me hacía sentir bien si era con él! Incluso se podría decir que era como adictivo para mí, mi vicio, y como todos sabemos un vicio es algo muy jodido de dejar, pero en fin, todo tiene un principio y un final, aunque las cosas buenas no deberían cambiar nunca, ¡pero vaya si cambian! Pero así es la vida, ¿no? Habrá personas que llegarán a tu vida y luego se irán, quizás porque no se merecen estar en ella, ¿pero sabéis qué? Yo a él le perdonaría cualquier cosa, ¡cualquiera! Y si queréis que sea sincera, os diré la verdad, simplemente le echo de menos, echo de menos esas conversaciones de un par de horas, esos piques, esas risas, echo de menos nuestras peleas, ¡echo de menos todo lo que tenga que ver con él! Y no porque le quiera más que a mi vida, si no porque mi vida es él.
No hay comentarios:
Publicar un comentario