jueves, 21 de junio de 2012

Junta los labios y cúrvalos hacia arriba. Ahora enseña un poco los dientes... ¡Sí, así, justo así! ¿Ves? Estoy segura de que, seas quien seas, estás mucho más precioso así, sonriendo. ¡No, no dejes de curvarlos! Eso es lo que te iba a decir ahora; lo más difícil de todo no es sonreír, sino no dejar de hacerlo.

Muchos idiotas te dirán que no puedes, pero te lo dirán precisamente porque saben que sí puedes. Otros tantos te tratarán con superioridad con miedo a que descubras su inferioridad y, el resto y minimísimo resto, son los que tendrás a tu lado, apoyándote, aunque no siempre, en los momentos malos. Quiero que entiendas que la mayoría de personas importantes para ti no estarán para siempre contigo, que incluso quizás solo sea cosa de un mes, pero que en vez de entristecerte, tienes que alegrarte. No preguntes porqué, ¿ves esa sonrisa? Esa persona, aunque ya no esté, ha ayudado a formarla y no precisamente para que se desformase en cuanto se separase de tí, si no para que la recuerdes así, sonriendo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario