viernes, 9 de diciembre de 2011

heisleib

'' Para ser del todo sincera, la idea de morir no me parecía tan desagradable en ese instante. Al fin y al cabo, no sería la primera que moría de amor; en ese sentido estaba en buena compañía: la Sirenita, Julieta, Pocahontas, la Dama de las Camelias, Madame Butterfly, y ahora también yo, Lorena Gómez. Lo bueno era que podía ahorrarme el número del puñal, porque con lo miserable que me sentía seguro que hacía tiempo que estaba infectada de tuberculosis, de modo que tendría una muerte mucho más estética. Pálida y hermosa como Blancanieves, yacería en mi cama con el cabello esparcido sobre la almohada. Y él se arrodillaría a mi lado y lamentaría amargamente lo que había hecho cuando yo murmurara mis últimas palabras con un hilo de voz… Pero antes de nada, enviaría a alguien a partirle la cara. ''

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