No sabes lo que quieres. No sabes lo que tienes. Te niegas a entrar en razón y a madurar. Crees que en la vida solo importas tú, que los demás ya se arreglaran. No crees que seas tan importante para otras personas como para que tus actos les afecten. No te dignas a plantar cara a tus errores; optas por huir de ellos. Conoces al amor de lejos, y al dolor de vista. Rebajas a las personas. Te ríes de aquellos que te quieren de verdad. Te aprovechas de los que lo darían todo por ti. Cuando la vida te dice; O nada o todo, prefieres nada, para no perderlo todo luego. Haces como si lo que los demás pensasen no te importase. Como si los consejos de tus amigos no te afectasen. Y cuando ellos te dicen que cambies. Sueltas esa típica frase; A quien no le guste que se aguante.
Ahora te aconsejo yo, deja la inmadurez a un lado, si no quieres madurar de un golpe. De un golpe que te dejará huella, y del que siempre tu conciencia te hará desesperar.
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